Dentro de este blog se busca informar un poco acerca de la Guerra en Irak, con especial interes en las perdidas humanas y afectados resultantes de esta guerra.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Mesa redonda: qué hacer en Irak

En Irak cada día mueren más personas a causa de la guerra, por conflictos en sunnitas y chiítas, en los fragmentos de este artículos se revelan cifras y datos sobre esta Guerra en Irak, así como la forma de pensar que la población tiene en Ira sobre Estados Undios, también que estrategias los estadounidenses tiene que adoptar.
De Foreign Affairs En Español, Octubre-Diciembre 2006
“Biddle tiene razón en muchos aspectos. En primer lugar, Irak se encuentra ya en medio de un violento conflicto civil, que cada mes cobra entre 500 y 1000 vidas. En segundo, este conflicto se ha vuelto de naturaleza primordialmente comunitaria; como escribe Biddle, es una lucha "en torno a la supervivencia de grupo". Enfrenta a sunitas con chiítas, en particular, pero también a kurdos con sunitas y, más en general, a grupo contra grupo, con minorías más pequeñas sujetas a ataques en frentes múltiples. En tercero, como advierte Biddle, la actual guerra comunitaria de intensidad moderada podría conducir a una conflagración abierta, con un alto "riesgo de matanzas". Por tanto, en conciencia, Estados Unidos no puede retirarse de Irak de un momento a otro -- y ni siquiera convendría al interés nacional -- porque con ello quitaría la última barrera significativa a una conflagración total.
Washington necesita una nueva estrategia y, como escribe Biddle, no puede ser sencillamente la "iraquización" del conflicto. Biddle propone dos pasos audaces: reducir la construcción del ejército y la policía iraquíes y amenazar con "manipular el equilibrio militar de poder entre sunitas, chiítas y kurdos para obligarlos a negociar". Pero estos pasos (en particular este último) son peligrosos y no es probable que funcionen, porque se derivan de un análisis incompleto de la naturaleza formidablemente compleja y multidimensional del conflicto iraquí.
Si bien la guerra en Irak es sobre todo un conflicto comunitario, no es sólo eso. También contiene un importante elemento de insurgencia nacionalista. Uno pierde una pieza esencial del rompecabezas -- y la razón del conflicto es muy difícil de abarcar -- si no capta que muchos iraquíes (en su mayoría sunitas) luchan en cierta medida significativa porque creen librar una guerra de resistencia contra los ocupantes estadounidenses y los "traidores" iraquíes que colaboran con ellos. Entre los veintitantos grupos insurgentes sunitas, tanto las fuerzas islamistas radicales como la resistencia secular (que incluye fuerzas leales a Saddam Hussein y miembros sobrevivientes del partido Baaz) tienen como uno de sus principales objetivos la expulsión de las fuerzas estadounidenses. Que este propósito coincida con la ambición de algunos de restaurar al partido Baaz en el poder o con el sueño de otros de instaurar un califato islámico sunita -- y con la convicción de que todos los partidos islamistas chiítas son controlados por Irán o por lo menos son quintacolumnistas de Teherán -- no debe oscurecer la acérrima resistencia ideológica de los insurgentes a la presencia estadounidense. El odio comunitario que los extremistas islámicos sunitas han provocado deliberadamente (táctica cínica en una guerra de desestabilización, evicción y conquista) ha oscurecido la dimensión nacionalista de la resistencia, pero no la ha eliminado.
La resistencia sunita cree que Estados Unidos busca establecer bases militares permanentes en Irak con el fin de controlar el país y su petróleo por tiempo indefinido. Algunas de las fuerzas insurgentes de ideologías más extremistas, como Al Qaeda en Irak, combatirán a muerte para expulsar a los estadounidenses y lograr su objetivo de dominación. Pero a partir del otoño de 2003, otros grupos insurgentes (que representan una porción significativa de la insurgencia sunita) han enviado señales a través de intermediarios internacionales de que quieren hablar directamente con Estados Unidos. Dos de los objetivos de estos grupos han sido obtener una declaración inequívoca de Washington de que no buscará bases permanentes en Irak y definir un calendario para una retirada militar completa de Estados Unidos, aunque se extienda a dos o tres años. Durante más de dos años Washington ha tenido la oportunidad de entablar negociaciones, con ayuda de mediadores internacionales, con esos elementos de la insurgencia y luego atraer a los dirigentes gubernamentales iraquíes a esas conversaciones. El resultado podría haber sido -- y tal vez aún podría ser -- un acuerdo de elementos clave de la resistencia para aminorar la insurgencia: los líderes políticos y religiosos sunitas podrían enviar mensajes claros a sus bases de suspender la guerra de resistencia y perseguir sus intereses políticos mediante el juego emergente de la política pacífica y la gobernabilidad. A cambio, Washington necesitaría ofrecer por lo menos un calendario flexible para el retiro de tropas, sujeto no sólo a fechas, sino a hechos en el terreno y a medidas que construyan confianza. Ahora que el conflicto se ha vuelto "comunal", es probable que se requiera mucho más para contener la violencia. Pero persisten la necesidad y la oportunidad de tratar con la resistencia de base sunita.”[1]

[1] http://www.foreignaffairs-esp.org/20061001faenespresponse060426/larry-diamond-james-dobbins-chaim-kaufmann-leslie-h-gelb-stephen-biddle/mesa-redonda-que-hacer-en-irak.html

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